Archivo del autor c1620528

Porc1620528

MITOS ARGENTINOS: MIRADA PSICOANALÍTICA

Lic. María Alicia Kaul

 

El Fuego:

Al iniciar mi trabajo mostraré un breve pantallazo sobre el simbolismo atribuido al fuego en distintas culturas. “Los chinos utilizan una tableta de jade rojo, llamada Chang, empleada en los ritos solares que simboliza el elemento fuego. En relación con este sentido solar de la llama aparece el fuego en los jeroglíficos egipcios, como asociado a la idea de vida y salud (calor en el cuerpo)…Los alquimistas conservan el sentido dado por Heráclito al fuego “como agente de transformación” pues todas las cosas nacen del fuego y a él vuelven. Es el germen que se reproduce en vidas sucesivas (asociado a la libido y a la fecundidad)…Para la mayor parte de los pueblos primitivos, el fuego es un demiurgo y procede del sol, es su representación sobre la tierra…Sin embargo las investigaciones antropológicas han dado dos explicaciones de los festivales ígnicos (perpetuados en las hogueras de San Juan, en los fuegos artificiales, en el árbol iluminado de navidad): magia imitativa destinada a asegurar la provisión de luz y calor del sol o finalidad purificatoria y destrucción de las fuerzas del mal, pero estas dos hipótesis no son contradictorias sino complementarias. El triunfo y la vitalidad del sol es victoria contra el poder del mal (las tinieblas).
La idea de Heráclito, del fuego como agente de destrucción y renovación, se halla en los Puranas de la India y en el Apocalipsis…Tomar el fuego o darse a él es el dualismo situacional del hombre ante las cosas. Sugiere el anhelo de destruir el tiempo y llevarlo todo a su final. Según Mircea Elíade es símbolo de trascender la condición humana.
En la Amazonía los Bororo (matrilineales)se oponen a los Sherenté (patrilineales) mas completamente que a ninguna tribu Ge y acaso por esta razón hay una notable simetría entre los mitos de estos dos grupos. Ambos tratan simultáneamente al agua y al fuego. Los Sherenté lo que mas temen es que el sol irritado deseque y consuma la tierra. Los Bororo viven bajo el signo del agua (matrilineales) y para ellos hay una serie de mitos acerca del origen del fuego que hace que sea apagado por la lluvia, es decir suscitan el agua para hacer del héroe el amo del fuego. Sus mitos referentes al tránsito de la naturaleza a la cultura asocian agua y fuego para atribuirles funciones opuestas: agua mayor que fuego/ fuego mayor que agua; agua celeste y maléfica/ agua terrestre y benéfica; hogar culinario/ hoguera funeraria. Etc.”

Mito Mapuche.

Los Mapuches “gente de la tierra”, por “mapu” tierra y “che” gente, ocupaban gran parte del cono Austral  de América del Sur, que abarcaba la parte Central de Chile y Argentina. Para ellos tenían gran importancia los puntos cardinales y orientaban la construcción de sus rucas según éstos. Así la puerta principal se abría hacia el Oriente; sus cobijas tenían la cabecera hacia la salida del sol porque esta ubicación daba vida y estaba protegida por los espíritus bienhechores.

“La historia aborigen de Chile Austral tuvo dos grandes corrientes de poblamiento humano desde hace 12000 años: los cazadores terrestres  de las áreas esteparias de la cordillera de los Andes y los habitantes del medio boscoso de los Archipiélagos. Estos grupos nómades con el paso de los siglos constituyeron dos etnias: la Tehuelche denominada por su propia gente aonikenk asentada entre el río Santa Cruz (actual Argentina) y Tierra del Fuego y los Onas o Selknam que poblaron las estepas y los bosques de Tierra del Fuego”. (Julia .Lauzón) Subsisten solo los Mapuches que viven en Chile, ya que los llamados “Pampas” fueron exterminados en su mayoría por las campañas en su contra siendo la última la dirigida por el General Roca en 1879.

En Chile se considera que el total asciende entre 200.000 a 500.000 (aunque son cifras inseguras), estos pueblos mantienen el lenguaje, ritos y costumbres, si bien no alcanzaron a tener lenguaje escrito. En su sistema de valores el estatus de autoridad, se basaba en las características de personalidad de la cabeza o lonko; eran muy apreciados valores como la edad, la elocuencia y la prudencia. Otra institución, el toki, guerrero de mayor prestigio que asumía el liderazgo, finalizaba su poder cuando desaparecía el conflicto. Los Tokis cohesionaban grandes grupos e hicieron fracasar las invasiones incaicas y españolas (1598). Eran reacios culturalmente a conceder representación legítima a personas e instituciones, lo que fue un arma muy eficaz para mantener su vitalidad e independencia cultural. Durante la Colonia manipularon su sistema social reforzando el poder del lonko, transfomándolo en cacique, desvirtuando el sistema tradicional de poder de esta etnia y convirtiendo al que lo detentaba en un verdadero funcionario de la Corona (segunda mitad del siglo XIX).

El copihue (Flor nacional de Chile) junto a otras flores de sabor agradable como el coguil, la quilineja, el poe, con bayas, piñones y lianas constituían su base de alimentación. El copihue figura entre sus plantas sagradas, para los guerreros era emblema del valor y la libertad y para los jóvenes representaba el espíritu tutelar de sus amores, sus guirnaldas era el adorno mas atrayente de sus viviendas, representando felicidad y virtud en las fiestas matrimoniales.

Mito de las Lamparitas

Cuéntase que el Huecufü (brujo al que obedecen los espíritus malignos) que habitaba en los altos picachos, descendía a los valles para embriagarse con el “mudái” especie de chicha que robaba a los indios. Para no extraviarse durante el regreso le pedía a su amigo el Cheruve (espíritu del fuego) una tea y a cambio el le traería una indiecita (este gigante se robaba a las niñas para devorarlas, si le negaban una víctima, se vengaba secando los ríos y sentándose sobre peñascos para hacer temblar la tierra). Así colgaba de los bosques miles de campanitas encendidas con el fuego de las cimas de los volcanes, mas como volvía bastante ebrio, las dejaba prendidas en los senderos de la montaña. Pero un día fue vencido por los espíritus protectores (animales del aire, la tierra, el agua y las selvas) unidos a jefes y campesinos que decidieron arrebatarle sus lámparas para que no volviese mas. Aunque suplicó poder llevar sus luminarias para alumbrarse en el destierro, no fue oído. He aquí el motivo, por qué, quedaron las rojas flores del copihue colgando como campanitas en la espesura de las selvas”.

 

Reflexiones sobre el Mito de las lamparitas

En este mito, el espíritu maligno, Huecufü, se asocia al Cherube (espíritu del fuego) en contraposición a los espíritus protectores o benignos que en este caso deciden arrebatarles el fuego para evitar sus tropelías; la lucha entre el bien y el mal que culmina en la transformación del fuego en la flor del copihue; el fuego volcánico, convertido en luminaria, luego en alimento nutricio y fuente de belleza.

Es decir el concepto del fuego como agente de transformación (concepto de Heráclito, del Apocalipsis y que es retomado por Freud) representaría el acceso a los procesos sublimatorios, como toda vez que se renuncia a lo pulsional en aras de un bien cultural; en este caso la victoria de las fuerzas del bien sobre el mal; desde Klein podríamos verlo como el acceso a la posición depresiva y los procesos de integración prevaleciendo sobre los esquizo-paranoides y  desintegrativos.

El que los espíritus bienhechores unidos a jefes y campesinos vencieran al Huecufü es isomórfico con el funcionamiento de sus organizaciones, en donde como valor supremo lo que jerarquiza al individuo, lo transforma en líder es su conducta y virtudes al servicio del bien común.

Mito del Pombero

Los Guaraníes que gestaron este mito ocupan el noreste de nuestro país, poseyendo el tronco lingüístico Tupí-guaraní que también conforma una etnia. Aun  perduran 4 grupos: los Mbyá, los Paí-Taviterá, los Avá-Chiripá y los Chiriguanos que han emigrado hacia las provincias Andinas y Chaco (Se extienden hacia Salta, Jujuy, Formosa, Chaco, Santa Fe, Norte de Buenos Aires, Entre Rios, Corriente y Misiones. ((López Breard)

“Para el Guaraní la palabra lo es todo y “todo”, para el es palabra. La historia de un guaraní es su palabra, y la palabra en su más alto grado es el canto. El canto –los cantos- que cada Guaraní ha recibido de “Los de arriba” son su ser, su identidad y su prestigio; si entre ellos hubiera poder, serían su poder .En sus rebeliones, recurrían al canto para decir su libertad. Es a través de la palabra como va construyendo su personalidad (Nimïendajú).

Entre los indios de más de 40 años son excepción los que no poseen ningún canto ritual. Así el ideal del hombre y la edificación de su prestigio se identifica con una creación poética. La valoración de éstos no se hace por sus cualidades físicas ni por sus bienes materiales, sino por los “cantos”. El modo de su decirse es el que le da la dimensión de su modo de ser. Consigue su canto, a través de la palabra poética que lo identifica ante si mismo y ante los demás y se manifiesta en el sueño, es un transformador poético de su sueño, el trabaja su sueño con disciplina y seriedad, cuando siente que ha llegado a la perfección, ya no muere, porque tampoco muere su palabra. Consiguió palabras hermosas, buenas; lo consiguió todo.”(Bartomeu,M; S.J.).

El Pombero es quizás el mito más popular  y con plena vigencia en los estratos del folklore, aparecen nítidamente elementos del duende vigente en toda América; es una modificación del Yasí-yateré (criatura rubia de poderes sobrenaturales,ventrílocuo, al que le gusta jugar con niños).  Es muy peludo hasta en la palma de las manos y planta de los pies, lo que le permite caminar sin ser descubierto. Remeda el canto de todas las aves, son expertos en prepara elíxires con hierbas y mieles. (Kaul, Grünwald,G).

El mito del Pombero

Desde cientos de años atrás los Akahendy o Pomberos merodean los poblados guaraníes con la esperanza de engendrar en una mujer bella para mejorar las características de su raza; como nunca descubrieron la forma de hacer fuego, en las noches oscuras roban los tizones de los fogones y los llevan a sus poblados.

Pueblo rencoroso marcan a sus víctimas tocándolas con sus velludas manos, una caricia imperceptible que provoca un escozor de extraña sensación en las niñas y las hace amigas de las sombras para siempre. Son mas veloces que el viento y para no ser descubiertos se mimetizan como si fueran ñandúes empollando o  matorrales.

“Guayraverá siente los primeros síntomas del parto y  en la medianoche nace una niña, Itivere, su padre, siente un silbido, sale a ver y un tizón encendido sale del poblado a gran velocidad, los Pomberos le han robado el fuego de la vida a su pequeña, el sabe que el fuego de la vida ya no le pertenece… La niña crece, su padre trata de seguir sus movimientos pero al menor descuido se pierde de vista prefiriendo los lugares oscuros.

Una tarde en que escapa a la vigilancia del padre se le acerca un duende y le dice:”Si te gusta la sombra y oscuridad de los montes, entonces también te gustará la miel tanto como a mí”. La niña acepta la miel y se hace amiga de Timbé aceptando sus brebajes. Iramara es una hermosa adolescente y ya está lista para la gran expedición de la que siempre hablan cuando están juntos. Partir a tierras lejanas, abandonar la aldea a la que nada ni nadie la ata, ella lo siente en su sangre joven en la que el deseo empieza a bullir, no solo por el desarrollo natural sino sobre todo por los brebajes de Timbé.

Sus padres se han vuelto taciturnos de tristeza. Su hija los desprecia, no contesta a sus preguntas se encierra en un ensimismamiento en que ellos ven el fin. Por ello deciden irse de la aldea y arrancarla de los Pomberos, pero éstos deciden lo mismo. Madre e hija duermen mientras su padre vigila pero la noche no duerme, un descuido apenas e Iramara se ha ido, le han dado sumos mágicos y parte siendo rodeada por los akahendy para ser fecundada en estado de sopor. Su padre reúne a la tribu y va a buscarla, al llegar la toma en brazos e incendia todo, pero la niña luego muere y  sus padres después mueren de tristeza.”

Reflexiones sobre el Pombero o Akahendy

Consideramos que los Pomberos que habitan en la oscuridad de la selva representan al instinto. Al crecer Iramara los Pomberos la tocan provocándole “un escozor de extraña sensación” así poéticamente el mito devela su significado; la excitación emerge en la niña y esta sigue su irresistible llamado pues se ha transformado en una adolescente, “está lista para la gran expedición”; la niña debe morir, como así también los padres de la infancia para dar lugar a la mujer; la muerte para la cosmovisión guaranítica marca un comienzo, no un final.

Aberasturi y M. Knobel dicen:”El adolescente busca refugio en su mundo interno para poder reconectarse con su pasado y desde allí enfrentar el futuro, perder su identidad de niño para buscar una nueva identidad. No solo él padece este largo proceso sino que los padres tienen dificultades para aceptar el crecimiento a consecuencia del rechazo que experimentan frente a la genitalidad y a la libre expresión que surge de ella”. Desde su nacimiento los padres saben que esa vida no será una posesión de ellos (el fuego de la vida les ha sido robado al nacer).

Lo efímero de la infancia queda demarcada, hay un saber de lo inexorable del crecimiento: “se encierra en un ensimismamiento en que ellos ven el fin”, es decir el repliegue hacia el si mismo y la confrontación necesarias a la construcción de un self discriminado.

Hay asimismo una alusión explícita al tema del conocimiento pues Iramara “siente una atracción irresistible por partir a tierras lejanas, irse por los caminos del monte”…es decir emprender el desarrollo de su propia vida, hacia lo desconocido, hacia el devenir de nuevos vínculos. Meltzer se pregunta ¿Qué es el conocimiento? Y nos dice “que el conocimiento no se logra a través de la percepción del mundo externo, sino que es algo creado a través del significado del mundo interno” y es Bion quien “destila el significado de ese mundo interno a partir de las vivencias emocionales. En foca su atención en la emoción, como la fuente, el manantial del pensar”. Las tierras lejanas de la joven son el contacto con una interioridad nueva, poblada de profundas emociones en las que abrevarán sus fantasías adolescentes.

Los Pomberos son destruidos por el fuego, es decir con la pasión que desatan y se dispersan en distintas tierras emergiendo en los lugares donde se los nombra. Este nombrar, invocar al Pombero supone un reconocimiento de su existencia, en este sentido simbolizan lo eterno e indestructible, lo permanente en cada ser humano.

Los padres queriendo huir con Iramara representan el no cambio, el aferramiento al pasado que de concretarse implicaría el ataque potencial de éstos a la fertilidad de la hija en el impulso a que permanezca como niña negando su crecimiento, intentando detener el paso del tiempo al querer retenerla como si les perteneciese, es decir la prevalencia de lo narcisístico sobre lo vincular.

Considero que el mito escenifica la lucha interna de los padres por perpetuar la infancia reteniendo a la niña; la misma lucha se libraría en Iramara quien debe efectuar el tránsito a la madurez, seguir al Pombero, al instinto en tanto expresión de la pulsión al servicio de la vida, acceder al futuro con la intrínseca incertidumbre del conocimiento.

Similitudes y Diferencias

Tanto el “Cherube” (espíritu del fuego) como el Pombero roban a las jóvenes indígenas, en ambas etnias, para evitar sus tropelías los indios eluden sus furias mediante festividades rituales y a través de ofrendas (mudai en el caso de los mapuches; mieles, hierbas y tabaco en el del Pombero).

Podría pensarse que este desagravio simboliza los esfuerzos del yo (mecanismos reparatorios, de desplazamiento, represión etc.) para controlar los impulsos del ello. El control instintivo, es efectuado a fin de que ante la concepción de un nuevo bebé, aparezca su genitor a fin de brindarle mayor protección.

Ambos, Cherube y Pombero, representarían al instinto, que cobra plena fuerza y vigor en la adolescencia, posesionándose de las jóvenes. En ese sentido es interesante el paralelismo entre la estación primaveral en que acontece dicho hurto (cuando florece el copihue en la espesura de los bosques) y la primavera de la vida humana que es la adolescencia.

Asimismo los espíritus protectores que vencen a los dioses malignos (figura combinada de los padres en coito creativo según Meltzer) simbolizarían el triunfo de la vida, la procreación, es decir la vitalidad del sol triunfando sobre las tinieblas.

Freud en “Sobre la conquista del fuego” dice:…”la adquisición del fuego es un sacrilegio; se lo consigue por robo o hurto. Este es un rasgo constante de todas las zagas sobre la adquisición del fuego, se lo encuentra entre los pueblos más diversos y alejados y no solo en la zaga griega de Prometeo quien engaña a Zeus en beneficio de los hombres…Prometeo es encadenado a una roca y un buitre le devora el hígado día tras día. Los antiguos consideraban el hígado como la sede de todas las pasiones. En relación al dador del fuego, había practicado una renuncia de lo pulsional y mostrado cuan indispensable es para un propósito cultural pero también el rencor que la humanidad debió sentir hacia el héroe cultural” (Tomo XXIII, pags.174-176).  El análisis de Freud  se refiere a la sublimación, como renuncia de lo pulsional, a fin de propender al desarrollo cultural de los pueblos. Los padres deben ceder al deseo de posesionarse de los hijos. El Pombero y el Cherube por medio de la posesión del fuego y la carnal (posesión de jóvenes bellas para mejorar las características de su raza) entrañan el concepto de cambio propio de la salida de la endogamia hacia la exogamia; el acceso a los procesos sublimatorios.

Bibliografía:

Aberasturi, Arminda; Knobel, Mauricio; (Buenos Aires, 1970)”La adolescencia Normal”Editorial PAIDOS.(pags.142-170).

Alonqueo Piutrín, Martín; “Mapuche-Ayer_-Hoy; Caps. IX y X.

Cirlot, Juan Eduardo;”Diccionario de Símbolos” Ed. Labor. S.A. 6ª Edición1985 (pags.209-210).

Freud, Sigmund; (1931-1932) Obras Completas, Tomo XXII, “Sobre la conquista del fuego” (pags.174-175-176). Amorrortu Editores.

Hidalgo, J-Virgilio Schaippacase y otros; “Etnografía-Culturas de Chile-Sociedades indígenas Contemporáneas y su ideología” Ed Andrés Bello Barcelona. Bs. Aires. México-Santiago de Chile.

Kaul Grünwald, Guillermo, (Posadas, Misiones 1977) “Diccionario Etimológico Lingüístico de Misiones”; Editorial Puente (Pag.83).

Kirk, G.S. ”El Mito. Su significado y funciones en la antigüedad y otras culturas” (pags.70-75) PAIDOS Studio Básico G. S. Kirk 1970 Impreso en España.

Lauzón de Poli, Julia (1999) “Lo amoroso en Mitos Chilenos”.41st.International Psicoanalytical Association. IPSO.

López Breard, Miguel Raúl; Extracto del libro “Mitos Guaraníes”, Mitos del Paraguay. www bibliotecas virtuales.

Meliá, Bartomeu, Sacerdote Jesuita, Antropólogo; “Poética Guaraní”, “Notas etnohistóricas y Linguísticas” (pags.29-49); “El Guaraní experiencia religiosa”(pags.818-898). www bibliotecas virtuales.

Meltzer, Donald; Conferencia pronunciada en APDEBA el 4/04/91.Psicoanálisis APDEBA- Vol XIV-Nº2-1992.(pag367).

Montesino, Jorge; (Asunción, 1999),”Mitología Guaraní), Libro Segundo (Parte 1) Las Leyendas indígenas y Mitológicas. WWW Bibliotecas virtuales.

Montevechio, Blanca y Dorfman, Estela;(Buenos Aires 1981) “Algunos aportes a lo mítico y lo ideológico” En aportes al psicoanálisis de niños y Adolescentes”.Kargieman.

Morel, Alicia; “”Cuentos Araucanos” la gente de la tierra; Impreso en Chile. Editorial Andrés Bello.1992 (pags.21-29-93-94).

Muzlera de López, Silvia; Valla de Doménech, Isabel; (Julio de 2003) Jornadas Anuales “Lo permanente, lo efímero y lo incierto en los vínculos”.Asociación de Psicoanálisis de Pareja, Familia y Grupo. Mendoza, Federación Argentina de psicoanálisis de las configuraciones vinculares .Bodega Escorihuela Mendoza.

Pérez Rioja, J. A .”Diccionario de símbolos y Mitos” Ed. Tecnos S.A.1984 O ’Donnell 27 Madrid 9.2ª Reimpresión 1984.

 

Porc1620528

PROCESOS DE TRANSMISIÓN DEL CONOCIMIENTO

Autoras: Lic. Sofía Arcardini de Boccardo – Lic. Isabel Valla de Domenech

“ Un enlace entre la continuidad y la discontinuidad”

Para hacer nuestro aporte al homenaje que hoy nos convoca, nos pareció muy significativa la obra de Bernini: “Eneas, Anquises y Ascanio” (1618-1619).  Es un grupo escultórico que representa a Eneas huyendo de la ciudad de Troya, luego de haber sido destruida, cargando en su espalda a su padre Anquises que está ciego como consecuencia de un castigo de Zeus y, caminando junto a él, va su hijo Ascanio. Anquises sostiene los penates, dioses protectores de la familia y del estado,  mientras que Ascanio lleva el fuego sagrado del hogar. Eneas transporta la historia, sostenida por su padre, que será transmitida a través de la descendencia por su hijo Ascanio.

Eneas, luego de la caída de Troya, huye a Sicilia. Con posterioridad, sus descendientes, Rómulo y Remo, serán los fundadores de Roma. Así el entramado entre la cultura helénica con la cultura romana da origen a nuevas significaciones. La caída del Imperio Griego deja el espacio para una nueva fundación. Todo el conocimiento que creció en la Grecia de Pericles  es el fundamento de los nuevos saberes.

Este mito de fundación, nos recuerda a Mario, quien junto a algunos de sus maestros de la Sociedad Psicoanalítica, formó parte del conjunto de fundadores de la APPFG que nos dieron la mano  en el trayecto hacia el aprendizaje. Mario, entre otros, nos trajo los conocimientos que se fueron amalgamando con los nuevos aportes. Quizás es un buen momento para recordarlo, ya que este año nuestra asociación cumple veinticinco años, desde que se organiza de manera autónoma como institución.

En la Grecia antigua, la representación teatral de las tragedias, era un modo de elaborar “las situaciones traumáticas sociales y, más en general, los grandes conflictos del hombre y la cultura”  Actualmente sabemos que los espacios de intercambio intersubjetivo en general posibilitan que, a través de la palabra, se pueda ligar, contener las experiencias que implicaron a sus integrantes.  En este marco, Kaës  remarca la función del preconsciente. Lo considera un producto de la intersubjetividad. Destaca que ofrece a los sujetos las condiciones necesarias para reactivar la actividad de simbolización cuando ésta resulta inaccesible. El sujeto en la intersubjetividad intercambia palabras e imágenes que, ligadas a los afectos y vivencias, posibilitan el trabajo de ligadura y transformación. “La actividad del preconsciente del otro es particularmente estimulada en las experiencias de crisis, cada vez que el preconsciente del sujeto no es capaz de mantener los vínculos de las representaciones de cosas y las representaciones de palabras con los afectos correspondientes”

La ausencia de Mario provocó un fuerte impacto en nuestras instituciones, por lo que pensamos que este encuentro, en un intercambio institucional y multipersonal, puede permitirnos, quizás a cada uno de distinta manera,  un trabajo de elaboración.

El grupo, actúa como continente, en especial ante experiencias que agujerean las envolturas psíquicas, cumpliendo la función de reverie grupal, a la que Francisco Corrao (1981) nomina “función gama”. El grupo ayuda, al modo de una madre con su bebé, a dar y encontrar un sentido a emociones, que pueden ser intolerables o difíciles de tramitar, a la vez que proporciona diferentes modelos de cómo resolver los problemas. Esta es  la función metabólica del pensamiento de grupo. Este autor,  considera que el encuentro intersubjetivo puede cumplir  una función  análoga a la función alfa en el sujeto, colaborando en desintoxicar a “la mente del individuo de tensiones, de ansiedades y angustias” .

Del tiempo del mito al tiempo en la actualidad:

El mito de Eneas, muestra la despedida del lugar que construyeron sus ancestros y el proyecto de fundación del nuevo asentamiento. Marca una discontinuidad entre un antes  y un después, necesaria para poder construir lo nuevo. Pero ¿acaso no es esto lo que sucede con los aprendizajes de la vida? Poder tolerar aquello que no está, elaborar la ausencia, es lo que permite que ese espacio vacío pueda ser llenado con contenidos inéditos.

En el mito, entre los dioses protectores de la familia que trae Anquises y el fuego sagrado del hogar que transporta Ascanio, se genera el interjuego entre un continente, que  protege, y un contenido, que lo llena con el fuego sagrado. Este movimiento vital da calor, ilumina, haciendo referencia quizás al conocimiento y a los sentimientos que lo acompañan. Es la generación más joven la encargada de su traslado, dando cuenta de una continuidad en el futuro del conocimiento. Esto supone la coexistencia entre el aval otorgado por la generación que precede, que cede a la siguiente la responsabilidad de la empresa y la disponibilidad de la generación que sucede en continuarla, como eslabones de una cadena que se proyecta hacia adelante.

La mirada velada de Anquises, determina que sea su hijo Eneas quien elija el camino a seguir. Eneas, sostiene en su espalda a quien  porta los dones del pasado, pero sólo sus propios ojos le pueden indicar cómo continuar. Nos parece un hecho significativo que, si bien transporta  la herencia, será Eneas el encargado de poder insertarse en la realidad según su propio punto de vista. Si lo trasladamos a un vínculo de enseñanza-aprendizaje, nos hace pensar en la importancia de una mirada velada, la que al mismo tiempo que acompaña con los conocimientos familiares, permite que cada uno elija  su  rumbo facilitando adueñarse de los conocimientos según el propio vértice de observación. A partir de esto podemos establecer una diferencia entre transmitir conocimientos, al modo de una mirada única  que se duplica, y el ofrecer una experiencia de aprendizaje,  que implica una construcción en donde se entrelazan lo que se recibe, con lo propio de cada uno.

Kaës, en su libro “Le Malêtre”, retoma citas de Freud. Una de ellas se refiere a versos de Goethe: “Lo que has heredado de tus padres, a fin de poseerlo, consíguelo”. Lo que se recibe en herencia, se puede poseer a partir de la propia acción, con lo que se diluye una concepción determinista,  lineal, de pensar la causalidad; lo que se hereda no se convierte en una mera repetición del pasado. La transmisión, en este caso, se da en un sujeto activo, un Yo creador de lo que se recibe  a través de una cadena generacional, de la “que es enlace, el servidor, el beneficiario y el heredero”. Cada sujeto, es heredero del legado de los antepasados pero, a su vez, con ese capital, construirá su propia historia: “…somos herederos pero también somos fabricantes de la herencia”. Kaës también afirma que lo que se experimentó es pensable y puede ser  atravesado por el determinismo de la prospectiva. En este sentido, imaginar al futuro tiene un efecto sobre el pasado y el presente. Éste deja de ser una mera repetición del pasado y el futuro introduce el tema de lo indeterminado, de lo probable. Así aquellos que nos preceden pueden ser pensados por nosotros en un futuro, y no sólo como causa de nuestro presente. Nos permite abrirnos a la posibilidad de pensar en la transmisión afectada por la transformación.

Es importante resaltar que dentro de los procesos de transmisión está, no solamente aquello que apunta a la continuidad, sino que  también hay un encuentro con la discontinuidad, con los obstáculos, las lagunas, las fallas y los conflictos. “Cada generación deja a la siguiente un resto a pensar y restos impensados”  (Le Malêtre). Desde esta perspectiva, la ceguera de Anquises puede ser entendida,  como aquello que no pudo ser abordado por esa generación, es decir lo que no pudo ser visto, pensado, comprendido o lo que queda como evidencia de un conflicto. Es inevitable que aquellos que han padecido situaciones traumáticas, conviertan a sus descendientes en receptores de angustias, de silencios, de lo no comunicable. Al pensar esta idea nos parece interesante la perspectiva de  Evelyn Granjon al relacionar  los elementos beta de Bion con aquellos afectos en bruto, sin transformación que se transmiten de generación en generación.

Toda fundación supone un ideal, anclaje necesario para sostener la realización de un proyecto que incluye la noción de futuro. La desaparición del fundador, aquel instituyente garante de lo instituido, suscita ansiedades. Es por eso que  en una institución, ante la pérdida de uno de sus pilares, adquiere relevancia el tema de transmisión. ¿Cuál es la herencia que queda, qué efecto tiene esta herencia en los seguidores, cómo se hace el reparto o su distribución? El reparto, dice Kaës es el rasgo específico de la comunidad de hermanos y hermanas, y es también la fuente de sus desgarramientos . Este autor nos dice que ante la muerte de los padres, los hijos se enfrentan con el trabajo psíquico de la herencia que forma parte del trabajo del duelo. Una mala elaboración puede hacer tambalear el pacto entre hermanos que contribuye  a establecer un límite al exceso, a impedir la rivalidad y ansias de muerte propias del triángulo edípico. Esta fractura puede conllevar el peligro de un retorno de la envidia, del odio, de los celos.

Para Kaës, el complejo fraterno  es uno de los organizadores de los vínculos en los grupos. Es por esto que la envidia y los celos, herederas de este complejo,  se hacen evidentes como parte de los conflictos intersubjetivos.  Por lo tanto, debemos estar atentos  a su despliegue en los escenarios institucionales, en donde con frecuencia se hacen notar. Es allí, donde al igual que en las familias, el componente narcisista puede plasmarse a través de una  de las figuras mencionadas por el autor recién citado: “el fantasma  del heredero privilegiado”. Con él hace referencia a aquél que se coloca en el lugar del heredero legítimo en detrimento de otros considerados ilegítimos, queriendo proteger el lugar de “ser único”, a veces complementariamente otorgado,  lo que lleva a  sostener rígidamente ese lugar, roles y funciones con exclusión y desvalorización del resto.

 

EL FUTURO DE LA TRANSMISIÓN

Eneas, “el último troyano”, representa la cultura greco-romana. Pero también es un modelo que nos permite pensar en la conjunción que da vida al  proyecto de este personaje mítico, en una síntesis capaz de integrar el pasado, con los aportes del viejo Imperio, y lo nuevo.

El pasado puede ser recreado en su encuentro con lo nuevo,  en una apuesta al futuro proyecto. Esto marca, la coexistencia  de diferentes dimensiones temporales que pone a disposición diversos vértices desde donde abordar la realidad. La diferencia marca la ruptura de algo homogéneo y nos introduce en el tema de la discontinuidad. La discontinuidad, ha permitido generar un modelo cultural diferente, que contiene la experiencia de lo ya transitado pero que es al mismo tiempo abierto e incierto.

El espacio interno que deja lo que ya no está, puede convertirse en un lugar a ser llenado con nuevos pensamientos… ¿No es eso la vida? Así como el árbol caído sirve como fertilizante para los que están por crecer, como parte inevitable de un ciclo vital que nos confronta además con la finitud, la herencia de aquellos que nos dejaron sirve como nutriente que puede transformarse en  ideas novedosas. Sin embargo, de cada uno de nosotros depende el destino que le podemos dar al legado recibido. Sabemos que una parte es pasible de transformarse  en nuevos desarrollos. Pero también debemos tolerar que una parte quede esperando la posibilidad de un crecimiento en futuras generaciones y que un margen quizás quede sin poder encontrar las palabras que le den vida. Esta es nuestra herencia y nuestro desafío que para emprenderlo es necesaria la existencia de vínculos, tanto los internos  como los externos, es decir aquellos construido con otros ya que con los aportes de varios se pueden lograr síntesis novedosas. No tiene que ver con la cantidad de personas que se reúnen, sí con la cualidad del vínculo construido, que deje abierta la posibilidad de pensar en conjunto.

 

BIBLIOGRAFÍA

 

  • Aulagnier, P. (1979). Destinos del placer. Editorial Paidós. Buenos Aires, Argentina.
  • Kaës, R. (1976). Crisis, ruptura y superación. Ediciones Cinco. Bs. As. 1988.
  • Kaës, R.; “Le Malêtre”, Dunod, Paris, 2012, cap 10: Le temps de l´urgence, l´espace délocalisé.
  • Kaës, R.; “La palabra y el vínculo”; Sobre la formación del preconsciente y su trabajo específico en la intersubjetividad; Cap. 7 (pág.270); Amorrortu editores, Bs As, 2005
  • Lucila Edelman, Diana Kordon . Trauma social: trabajo elaborativo en grupos de reflexión Psicoanálisis e Intersubjetividad Nº5
  • Neri, C.; “GRUPO –Manual de psicoanálisis de grupo”, Función terapéutica del pensamiento de grupo, Cap. Décimo.  Pág. 129) ; Nueva Visión; Buenos Aires, 1997

 

 

Porc1620528

DUELOS Y TRANSFORMACIONES

Autoras: Lic. Cecilia de Rosas – Lic. Isabel Valla de Domenech

Lic. Cecilia de Rosas   Lic. Isabel Valla de Domenech

 

Comenzaremos con un cuento de Borges denominado “El Espejo y la máscara”, que al modo de un sueño, nos presta imágenes e ideas para pensar nuestro tema: los duelos y sus transformaciones.

El relato del cuento:

Un rey le solicitó a un poeta que expresara a través de las palabras las proezas que caracterizaban a su reinado. De lograrse la empresa encomendada, el beneficio sería para los dos y ambos podrían ser famosos y convertirse en inmortales.

El poeta aceptó respaldando su afirmación con un largo  recuento de todos los conocimientos de su profesión atesorados en la memoria. Cumplido el tiempo otorgado, al cabo de un año, presentó su amplia y extensa producción. Esta fue seguida con la aprobación del rey, gesto que fue imitado aún por aquellos que no entendían lo que escuchaban. El rey aceptando la labor del poeta le dice: “…No hay en toda la loa una sola imagen que no hayan usado los clásicos…Todo está bien y sin embargo nada ha pasado. En los pulsos no corre más a prisa la sangre…”  A la espera de otra loa le da como obsequio al poeta un espejo de plata Luego de ese plazo volvió el poeta y expuso su producción. Esta era más reducida en volumen. No la dijo de memoria, necesitó leerla, omitió pasajes como si no los entendiera o no los quisiera profanar. Su escritura era extraña, un sustantivo singular podía seguir a un verbo plural, las proporciones eran ajenas a las comunes, la aspereza alternaba con la dulzura, las metáforas eran arbitrarias.

El rey le manifiesta al poeta acerca de su nueva obra  que “no era una descripción de la batalla, era la batalla misma”, que era maravillosa, digna de los más entendidos y que aniquilaba a la obra anterior, sin embargo ambicionaba del poeta una obra más elevada. A la par que le  dice esto, le ofrece una máscara de oro.

Al año siguiente, cuando vuelve el poeta parecía otro, sus rasgos se habían transformado. Pidió hablar con el rey a solas, no se atrevía a repetir su oda, y cuando ayudado por el rey la expresa, lo hace como si fuera un secreto, no podía enunciarla en voz alta. Esta vez era solo una línea, ambos empalidecieron. El rey quedó maravillado e interrogó al poeta si era producto de alguna hechicería. Este le contesto…” me recordé  diciendo unas palabras que al principio no comprendí. Esas palabras son un poema. Sentí que había cometido un pecado…” El Rey le contesta: “….El de haber conocido la Belleza, que es un don vedado a los hombres. Ahora nos toca expiarlo…” ( pag 85-86). Le entrega allí el tercer regalo: una daga. Con ella el poeta se dio muerte a la  salida del palacio y el rey se convirtió en un mendigo recorriendo aquellas tierras que habían sido su reino sin haber repetido nunca el poema.

 

 

Algunas reflexiones:

Este relato puede ayudarnos a pensar lo que ocurre en el seno de un vínculo, cuando se quiere expresar, a través de un relato, la realidad de todo aquello vivido. La escena, en el caso del cuento, transcurre entre el rey y el poeta. Pero también puede ser como aquello que se da en un diálogo analítico,  o bien en un diálogo interno entre distintos personajes que habitan nuestra mente.

En el cuento, en un comienzo, predomina un relato extenso que, al modo de un espejo, da cuenta de la realidad tal cual es presentada. Aquello percibido sensorialmente se transmite con lujo de detalles. Las palabras y el conocimiento intentan reflejar de una manera totalizante la superficie a la que aluden, quizás tratando de obtener  fama y  reconocimiento. Es un relato literal que excluye la fantasía, la imaginación, el sentir. La corte con sus gestos, que imitan la comprensión del rey, también muestra este movimiento en espejo. Es una reproducción fiel de las palabras y manifestaciones de otro a quien se le atribuye superioridad, pero de una manera superficial, como la imagen de un espejo, sin contenidos propios internos que la respalden.

Luego, en la segunda oda del poeta no se describen las batallas, sino que “aparecen las batallas mismas”. Quizás por eso  es a través de la máscara  que, como en el teatro, se dramatiza el sentir y la representación de lo sentido por distintos personajes. En esta oda, a medida que se profundiza, el relato pierde claridad, hasta que por fin cuando se refiere a aquellas vivencias más íntimas se da la ruptura del código. Ya no hay más palabras y el poeta desaparece, no hay nada  más que pueda decir.

Vemos que cada oda es reconocida por el rey a través de un regalo. Son tres obsequios: el espejo, la máscara y la daga. Cada uno de ellos representa y sintetiza de alguna manera la tarea realizada. Funciona como un modelo, nomina y brinda un ideograma, actúa como un continente que incluye los contenidos diversos desplegados por  el poeta en sus construcciones.

De un relato generalmente fluido en un comienzo, que da cuenta de aquello percibido sensorialmente (el espejo), aparece luego la máscara que  ayuda a escenificar la turbulencia emocional que se juega en el mismo encuentro. De un modo semejante, en un análisis, a través de la trasferencia, es posible volcar el sentir en el vínculo analítico, que se convierte en el escenario en donde se despliega la intimidad del propio sentir. En la transferencia se reeditan los vínculos primarios que pertenecen a otro tiempo, como una forma de evitar el duelo y negar el examen de realidad. El analista se convierte en  un espejo que refleja ese tiempo. Las vivencias pasadas mantienen su efecto solamente por el carácter ilusorio. Luego, con el transcurso del análisis, lo desplegado en la transferencia es ubicado en su situación original, y se desenmascara el carácter virtual de la misma, el analista es reconocido como tal, desligado de la relación transferida.  Se establece una conexión con la persona real del analista, se da una reubicación espacio temporal. Es a partir de ahí que se establece el duelo, cuando el analista le devuelve al paciente, al decir del cuento, la máscara, que le permite desplegar aquellos momentos vividos con un objeto, pero éste ya no existe como tal y tampoco puede ser sustituido. Aquí comienza el duelo por el objeto primitivo,  el objeto actual ya no sirve como su representación. Estos pasos son esenciales para  reconocer la pérdida y tomar contacto con la persona real detrás de la máscara que lo representa.

La daga podría  simbolizar haber llegado  a este punto en donde es necesario conocer que la figura transferencial es un espejismo destinado a desaparecer. Ocurre un cambio catastrófico, lo anterior debe desarticularse y caer para dar cabida a algo nuevo.

Esta obra, nos muestra que el lenguaje es insuficiente cuando nos confrontamos con emociones y sensaciones. Algunas de ellas, son tan primitivas que   aún no tienen palabras, serían las protoemociones y los protopensamientos, que pueden llegar a convertirse en emociones y pensamientos a partir de la función revèrie. A medida que se profundiza en los laberintos de la mente, la dificultad de mantener la coherencia del lenguaje aumenta. Aparece un límite en el lenguaje verbal, su verbalización va acompañada con expresiones corporales y gestos que dan cuenta de la conmoción, como indicando la posible presencia de pensamientos que llaman en busca de un pensador.

El poder hacer el pasaje de una oda a la otra implica tolerar un margen de desconocimiento. Esto nos ayuda a darnos cuenta que lo que comprendemos en un momento incluye aquello que aún no puede ser comprendido. Así como cada oda requiere un tiempo para ser escrita, habla de un tiempo de latencia, un tiempo de pasaje entre una y otra. Tiempo necesario para la elaboración.

El encuentro con lo conocido y desconocido que se dan en forma conjunta, es el motor del análisis. Requiere de la capacidad negativa del analista, es decir de su tolerancia para permanecer en la duda y en la incertidumbre, sin cerrar rápidamente con una aseveración o una respuesta, dando lugar a que el paciente pueda abrirse para investigar en su mundo interno y así nutrirse con la verdad y el conocimiento de sí mismo y que al modo del poeta  pueda renovarse con nuevos poemas. Movimiento que implica una pérdida de la omnipotencia, y la omnisciencia. Como nos dice A. Ferro, citando a Bion:”el analista debe resistir cada tentativa de aferrarse a lo que sabe, con el fin de realizar un estado mental análogo al de la posición esquizoparanoide”, haciendo referencia a la necesidad de ser capaz de tolerar la dispersión y las emociones concomitantes a la misma.

Desplegado en un relato como en el cuento, parece que esto transcurriera en un desarrollo lineal, a lo largo del tiempo; sin embargo es un inter juego dinámico, coexistiendo en realidad los tres niveles simbolizados por las odas, dando cuenta de  modos de funcionamientos mental, pudiendo prevalecer algunos de ellos en la superficie.

Creemos que este proceso también puede ser extensivo al  aprendizaje para devenir analistas en un contexto institucional. Abarca todo un proceso de maduración, que va desde un comienzo en el que es necesario el estudio en profundidad de las teorías, al modelo de la primera oda. Implica un trabajo profundo y meticuloso de acercamiento e incorporación de  aquello descubierto por los grandes maestros, pero requiere  a posteriori una transformación de las mismas bajo una lectura propia, un modo particular,  el mejor posible para cada uno.

Cada etapa implica duelos, que en sus movimientos de cierre y de apertura, nos permite  reconocernos como mendigos en la búsqueda de la posibilidad de pensar. Pero además es importante comprender que si bien es necesario conocer las teorías y las palabras ya dichas, ellas por sí mismas no bastan,  carecen de valor si no se pueden integrar a la propia experiencia. Es el contacto con la propia verdad la que nos posibilita tanto permanecer en el grupo y al mismo tiempo tener una mente separada.

En muchos momentos, es inevitable que la búsqueda transite por las penumbras, por aquello que no queda claro, por el camino de la incertidumbre. Sin embargo es la pérdida de  lo ya conocido la que puede abrir el espacio para nuevas preguntas, nuevas dudas, y reconocer “emotivamente” la inmensidad de lo que aún no sabemos…” (Antonino Ferro pag 115).

Toda situación de cambio moviliza fuertes emociones, a veces de índole contraria, ya que junto al dolor por lo que se pierde se pone en evidencia la disponibilidad de cada persona para encontrarse con lo nuevo que puede surgir y su capacidad para metabolizar todas estas emociones con las que se encuentra en este torbellino de cambios. Requiere también  aceptar que hay un borde donde no se puede ir más allá, pero es esta confrontación con el  límite la que habilita para incursionar en otros ámbitos, y posibilita otras búsquedas. Visto de esta manera se presenta como paradojal, ya que es la pobreza, la renuncia a la creencia de la posesión del conocimiento, la que permite enriquecerse.

Es la capacidad de soñar, en la intimidad o junto con otros, de mantener en el área de la fantasía todas estas emociones intensas y aún por momentos contradictorias, y poder jugar con ellas, en lugar de actuarlas, la que facilita la capacidad de elaborar los cambios. Mientras más cuente un sujeto con una mente con capacidad de revèrie, es decir de contener, y digerir sentimientos que aún no hayan podido ser pensados, se encuentra en mejores condiciones para atravesar las vicisitudes de la vida.

El dolor por lo planificado que se rompe, la irrupción de eventos imprevistos suelen generar también dolor por la ruptura de los conocimientos previos, de los valores con los que solía manejarse hasta ese momento. Cada analista suele encontrarse con todos estos sentimientos no sólo por los hechos de su vida, sino en el  encuentro con hechos de la vida de cada paciente que nos enfrenta a lo desconocido, a la posibilidad de captar lo nuevo  que aparece en la sesión, a encontrar lo inédito en cada sueño.

 

Posibilidad de otro punto de partida

Según Antonino Ferro, el análisis permite explicitar los dramas en narraciones posibles y concluye cuando es posible tejer internamente este relato, con la “introyección del narrador”.

Para mantener el psicoanálisis vivo es necesario ser capaz de tolerar lo efímero de nuestras vidas dentro de las instituciones para aceptar que también fuimos parte de ellas durante un período, que hubieron varios analistas y cosmovisiones que nos antecedieron y un sin número de ideas futuras de las que no podremos ser parte, admitir ubicarnos en la posición de mendigos para que otros ocupen el lugar.

La mente es como un universo en expansión y está en su esencia la capacidad de evolucionar constantemente. Esta evolución puede ser hacia el crecimiento o hacia el deterioro. Estos conceptos nos estimulan a formas nuevas y abiertas de pensar el psicoanálisis y a colocar a nuestra mente en un estado de descubrimiento. Es esta capacidad la que de alguna manera se desarrolla en el turbulento camino de devenirse psicoanalista. Y es el análisis una de las alternativas que puede facilitar esta actividad transformadora de la mente en el seno de un vínculo, que a su vez, implica transitar por diversos duelos. Pudiendo tolerar a la vez, que hay experiencias emocionales que no podrán encontrar las palabras que puedan dar cuenta de ellas en su totalidad, como es en la jornada que nos convoca, la pérdida de un querido colega.

 

 

Porc1620528

PROBLEMÁTICA EN EL ANÁLISIS DE NIÑOS Y ADOLESCENTES

Problemática en el análisis de niños y adolescentes.
A partir de una larga trayectoria nuestra en el análisis de niños y adolescentes, nos surgió como interrogante una problemática a resolver en esta especialidad, la que queremos compartir con nuestros colegas y discutir sobre ella. Se trata de . ¿Porqué hay tan pocos psicoanalistas de niños y adolescentes?. A pesar que dos psicoanalistas argentinas, Arminda Aberasturi y Betty Garma, dieron algunas respuestas a esta pregunta, hace bastante tiempo, nos llama la atención que, a pesar de los desarrollos en la teoría y en la técnica, en los psicoanalistas no se haya revertido esta dificultad vocacional, mas aún parece haberse incrementado.
El descubrimiento del Psicoanálisis por Freud, marcó un cambio en la cultura, el paciente pasó a ser un ser Humano, con un origen, había nacido Niño y la investigación de la infancia podía dar cuenta de la psicopatología.
Freud observó y extrajo conclusiones de varios niños y adolescentes y dejó campo abierto para que lo investigaran. Así surgen dos grandes pioneras: Melanie Klein y Ana Freud quienes hicieron importantes aportes que nos llevan a comprender mejor a la psiquis.
Son muchos los psicoanalistas que las siguen con significativos desarrollos, tema para otro trabajo. Connotamos que los descubrimientos sobre la psiquis del niño, realizados por Melanie Klein, fueron revolucionarios en la comprensión delmundo interno y del funcionamiento mental, conocimientos que a su vez abrieron investigaciones en patologías de adultos, que hasta ese momento parecían no abordables.

Si estos conocimientos aportaron tantos beneficios que se aplican en la prevención en niños, luego aplicados en adolescentes, ¿Porqué no se desarrolló el psicoanálisis en niños y adolescentes del mismo modo que en el adulto?
Para ampliar los datos de nuestra propia experiencia, se nos ocurrió solicitar la opinión de colegas de la S.P.M., a través de las siguientes preguntas:
1- ¿Qué piensa ud. del psicoanálisis de niños y adolescentes?
2- ¿Cuál es la causa que incide para que haya pocos analistas en esta especialidad?
3- Ud., ¿Tiene experiencia con estos pacientes? Ya sea Sí o No, ¿Puede dar alguna razón?
De las conclusiones de las mismas y de la lectura de algunos trabajos psicoanalíticos, que toman esta temática, observamos algunas coincidencias:
– Que el psicoanalista recién iniciado, muchas veces trabaja con esta población etaria y después de algunos años abandona esta tarea y continúa solo con adultos. (No se observa la situación inversa).
– Entre las causas que aducen: dificultad para formarse en esta especialidad y como consecuencia inseguridad para ejercerla, cansancio, dificultades con los padres de los pacientes.
– Escasa valorización de la especialidad de los psicoanalistas en general.
El propósito de este trabajo es traspasar las motivaciones concientes y preguntarnos acerca de las probables causas inconcientes que motivan el desinterés por esta área.
Si partimos de la idea de que el psicoanalista de niños y adolescentes debe poseer vocación para ejercerla, pensamos que ésta estaría estrechamente relacionada con el grado de madurez emocional alcanzada por el mismo, o sea que internamente sus objetos internos estuviesen suficientemente reparados y funcionara fundamentalmente en identificación introyectiva con la pareja combinada en coito creativo. (Meltzer). Esta reparación y estos mecanismos, solo empiezan a funcionar si evoluciona la situación edípica.
Por tanto, el estado mental óptimo con el que se puede enfrentar la tarea analítica con niños y adolescentes es el de la adultez, entendiendo por ello, a la cualidad emocional de responsabilidad por la crianza, en función “reverie”, recibiendo las identificaciones proyectivas para devolverlas metabolizadas.
Es por esto que nos preguntamos, si estos pacientes movilizan la necesidad de contener y responder de esta manera, para lo cual el analista no está lo suficientemente desarrollado. Situación que puede dar lugar a la negación: “a mí no me gusta”, a la huída: “no tengo tiempo”, al cansancio, a la disociación: “no se, porque nunca me he dedicado”.
En muchos casos el analista elige trabajar con estos pacientes, con la motivación inconciente de reparar sus propios objetos internos, sentidos como dañados ya que no han sido lo suficientemente reparados en sus propios análisis personales. Este estado mental del analista puede que impida el desarrollo del proceso terapéutico y éste se convierta en un seudo-análisis. Es posible, que a través de su contratransferencia, coloque en el paciente los aspectos infantiles inmaduros de su propio self, estando, entonces, proclive a la contraidentificación proyectiva.
A estos conceptos, añadamos situaciones complejas a las que no enfrentamos diariamente en esta tarea. Nos referimos, por ejemplo, a la transferencia infantil y a la contratransferncia del analista. La primera porque está condicionada por la dependencia a los padres y la segunda porque tiene que contener, no solo este tipo de transferencia condicionada, sino también la de los padres hacia él y hacia el hijo, que ahora ha establecido una relación intensa con el analista. Cuando éste no logra manejar este entrecruzamiento, se frustra la posibilidad del análisis. Por ejemplo: los celos, los sentimientos de exclusión que experimentan los padres, la no tolerancia de transferencia negativa de parte de ellos, puede determinar la interrupción del tratamiento.
Creemos que estas interrupciones mellan al psicoanalista, le movilizan experiencias emocionales de impotencia al no poder continuar algo que hipotéticamente podría haber sido posible.. Es una gran frustración desandar la emocionalidad de la contratransferencia, cuando él se dispuso a trabajar con el paciente niño o adolescente , estableció un vínculo que se interrumpe por causas ajenas a la relación analítica.
Es cierto que no se ha investigado adecuadamente la forma de intervenir con los padres en esta transferencia y contratransferencia, entre ellos y el analista del hijo. Los padres muchoas veces realizan preguntas directas cuya motivación cabalga sobre la intrusividad y su respuesta no los satisfacerá, lo que incentiva la idea de que el analista le roba la intimidad del hijo.
Entre los padres y el niño se entabla una situación edípica que compromete sentimientos tales como: exclusión, celos, envidia, competencia, rivalidad, porque el hijo mejora, o porque sienten que ellos fracasaron y el analista lo comprendió, etc.
Todos estos sentimientos y muchos más se movilizaránen esta especialidad. ¿Cómo contener la admiración e idealización del analista por parte del paciente y de los padres mismos?. Se conoce el desenlace de esos períodos, a los cuales suelen seguir otros de transferencia negativa. ¿Cómo contener a una madre competitiva que quiere información por teléfono?.
Es necesario por parte del analista una especial habilidad, captación y conocimiento teórico sobre el funcionamiento grupal, familiar y de pareja para que acceda a tolerar estas situaciones. Pero por sobre todo es necesario que posea una resolución edípica suficiente, que le permita afrontar que los padres lo sientan como un extraño, que se ha introducido en el grupo familiar, a través del paciente. Que pueda comprender el dolor del narcisismo herido de los padres, quienes sienten que al consultar ponen en evidencia el fracaso de la crianza.
También hemos observado que cuando el paciente mejora, a veces se desestabiliza el grupo familiar, sobre todo en los casos en que el paciente oficiaba de depositario de las identificaciones proyectivas de los integrantes del mismo. Otra causa posible de interrupción.
Podríamos preguntarnos si la frustración que produce la interrupción de un trabajo que evoluciona favorablemente lesiona la continencia del especialista.
En el libro: “Clínica Psicoanalítica con niños y adultos”, Meltzer dice, en una supervisión, de un niño llamado Victor, refiriéndose a la terapeuta:”Es una sesión realmente muy bonita. Es una verdadera descripción de la ética con la que los adultos tratan a los niños…”
¿Qué tiene de bello lo ético?. En el caso de la supervisión descripta, sería la belleza de cómo el paciente refiere sus sentimientos acerca de lo que él cree de los adultos, que es que solo les interesa hacer bebés y después cuando los bebés crecen los dejan caer. Pero entendemos, que también se refiere a la belleza de la comprensión, que es un estado al que pudo llegar la terapeuta, gracias a su funcionamiento”reverie”, lo pudo observar, retenerlo, elaborarlo y comunicarlo.
¿Será este requisito el que agota no solo a los analistas de niños, sino a las madres, a las maestras, etc. etc.?.
Pareciera que esta necesidad del niño y adolescente, sumado a las características de su transferencia, en cuanto a inmediatez, impulsividad, etc, impacta muy profundamente al analista que no está suficientemente provisto.
Es que se movilizan ansiedades muy primitivas relacionadas con las bases introyectivas perverso-polimorfas de la adultez de cada uno de los analistas. Por ejemplo la envidia, la voracidad, el sadismo no resuelto. Algunos analistas, salvan situaciones transferenciales-contratransferenciales, por un tiempo, adoptando maníacamente, actitudes “cancheras”con el adolescente con el propósito de aparecer no restrictivo como los padres, actuando así, la rivalidad edípica con sus padres internos. El polimorfismo de estos pacientes, muchas veces es difícil de contener, por ejemplo: el egocentrismo, el narcisismo, los conflictos intrapsíquicos mas directos, no están tan mediatizados por mecanismos defensivos como lo hace el adulto.
Podríamos seguir enumerando dificultades para trabajar en esta especialidad, pero de este trabajo, queremos rescatar que se trata de una tarea que implica la prevención de la cristalización de psicopatologías, que en la adultez son mas difíciles de tratar. Además y fundamentalmente que alivia el dolor mental de numerosos niños que sufren. Y que mejorando estas ansiedades el grupo familiar logra un tipo de vida más saludable.
Como conclusión, hemos desarrollado algunas ideas con respecto a las dificultades, que creemos pueden presentarse en el analista que se dedica a esta tarea. Muchas de ellas se transforman en evitación, sin darnos cuenta que soslayando la comprensión de esta problemática estamos perdiendo la posibilidad de ayudar a estos pacientes y a la vez nos perdemos de captar que son una fuente de enseñanza de mecanismos psíquicos que al conocerlos, nos da como resultado una mejor intervención con el paciente adulto.
Como dijimos al comienzo dejamos abierta la discusión a las ideas que deseen aportar al respecto y sobre todo a ola recuperación y desarrollo de esta especialidad.

Porc1620528

DEPRESIÓN EN EL PACIENTE CON ENFERMEDAD PSICOSOMÁTICA

En primer término trataremos de definir al paciente con enfermedades psicosomáticas diferenciándolas de las demás patologías en las que está comprometido el cuerpo. Describiremos el concepto de dolor mental y pondremos la atención en el tipo de depresión que manifiestan estos pacientes. Mencionaremos material teórico desde diferentes autores y algunas viñetas clínicas.

Desde hace mucho tiempo, se ha intentado diferenciar las patologías mentales con manifestaciones somáticas. Se describían según las líneas teóricas e investigativas con las que se trabajaba: hipocondrías, lenguaje de órgano, somatización, conversión etc., etc. no pudiendo delimitarse su etiología muy claramente.

Porc1620528

NORMALIDAD VS. PATOLOGÍA EN LA NIÑEZ.

Lic. Graciela Cañete

Para poder explicarnos porqué un niño se va desarrollando armoniosamente, y otro padece tantas dificultades que pueden desembocar en patologías, a veces muy graves y de difícil acceso terapéutico, debemos remitirnos a los primeros momentos después del nacimiento. En la actualidad, con los últimos trabajos de psicoanalistas dedicados al tema, podemos retrotraernos a las vicisitudes del psiquismo fetal y al equipamiento innato con que el bebé puede enfrentar el llamado “trauma de nacimiento” y su inclusión en el mundo real
Nos detendremos en el tema de la Psicosis Infantil y se presentará una viñeta cínica.
En general, todos los autores a partir de Freud (Melanie Klein, Mrs.Bick, Bion, Bowlvy, Anzieu, Winnicott, entre otros), están de acuerdo en que el psiquismo temprano se pone en movimiento gracias al vínculo, estrecho y nutritivo emocionalmente hablando, entre el bebé y la mamá. En este sentido haremos un breve pasaje por estos autores.

Sigmund Freud, a fines del Siglo XIX, ya hablaba de la necesidad del recién nacido de una persona “especializada” (se refería a la madre o sustituto) que pudiera brindarle los cuidados apropiados para su desarrollo mental. Describió el pensamiento como un rodeo que hacía la mente para tolerar la espera de la satisfacción en tiempos y formas adecuadas.
Melanie Klein describió los procesos de proyección e introyección como base de la estructuración mental, los que se harían posible a través y por la presencia del objeto (madre) desde el principio de la vida. Más adelante explicó más claramente este interjuego con el concepto de Identificación Proyectiva en el que de hecho, la madre o “el pecho de la madre”, eran los primeros depositarios.
Esther Bick, observó que el bebé nacía en un estado de no-integración, haciendo la analogía de “un gel que podía desparramarse en un espacio sin fin”. El cuerpo de la madre “el pezón en la boca” (como modelo), su sostén, su voz, su mirada, harían de primer continente al que llamó “piel psíquica”. Si esto no ocurre, se desarrolla la patología.
John Bowlvy conceptualiza esta relación como de “apego” y da cinco condiciones para que el apego sea positivo y pueda ser vivido como una experiencia de intercambio de ternura. Se trata de:
– el intercambio de sonrisas
– la solidez del porte
– el calor del abrazo
– la dulzura del tacto
– la interacción de los signos sensoriales y motores del amamantamiento
Hace la diferencia entre “dependencia fisiológica” que asegura la supervivencia y el “apego” que tiene un carácter emocional, y cuyas interrupciones y conflictos pueden dar lugar a disturbios psicológicos, psicosomáticos y psicosociales.
Donald Winnicott postula que el nacimiento es un puente entre la vida prenatal y postnatal, que favorece la ilusión de lo que él llama “la continuidad del ser”. Habla de la mamá “suficientemente buena”, de su capacidad de “holding” (sostén) para que esta vivencia no se rompa muy tempranamente, lo que produciría patología severa.
De los autores franceses, mencionaremos a Didier Anzieu, quien describió el concepto de “envoltura psíquica”, tomando como base lo descripto por Mrs.Bick sobre la “piel psíquica”. Llama a las primeras angustias del bebé como de “precipitación o escurrimiento” por las que las envolturas servirían de dique y diferenciación. Habla del “yo-piel” y homologa las funciones yoicas con cada envoltura corporal (limitar, contener, proteger). Su establecimiento irá configurando un individuo “separado”, autónomo y esto podrá desarrollarse sólo con una mamá con suficiente capacidad de contención.
Nos detendremos un poco más en lo transmitido por otro psicoanalista inglés, Wilfred Bion, quien ha logrado conceptualizar el funcionamiento mental prenatal, las implicancias del “trauma de nacimiento” y el desarrollo del aparato mental, dándole prevalencia a la experiencia emocional como imprescindible para que dicho desarrollo sea posible.

Bion dice que ha pesar de que el bebé nace en estado de desvalimiento, ya durante su gestación fue creciendo físicamente y estructurando lo que él llama el aparato mental primitivo o “aparato protomental”. Se hallan presentes ya dentro del útero las “preconcepciones innatas” que serán precursoras de posteriores pensamientos y de “premoniciones o preemociones” que serán promotoras de futuras emociones diferenciadas.
De las primeras podemos ejemplificar la preconcepción “pecho”, como expectativa de madre a quién la mente del bebé se dirigirá para obtener satisfacciones de sus necesidades primarias. Al mismo tiempo, un “pecho” brazos de la madre, que sostendrán y calmarán las intensas angustias que promueven en el bebé la conciencia, rudimentaria al principio de su propia indefección.
Con respecto a las “premoniciones”, tienen que ver con la posibilidad innata de sentir emociones placenteras y displacenteras con el objeto madre; como se puede observar, su función es básicamente vinculante. El bebé carece al nacer de un aparato mental capaz de discriminar la espera del “pecho” con abandono y muerte por inanición, el dolor natural por hambre, por ejemplo, de la fantasía de ser aniquilado por sus propias sensaciones corporales y angustias.
Desde muy temprano, el bebé tiene la posibilidad de percibir lo que siente y de acompañar a las sensaciones corporales con fantasías mentales, éstas, cuanto más primitivas, más terroríficas por carecer del criterio de realidad que irá adquiriendo paulatinamente.
Una buena “mamada” confirma la preconcepción “pecho” y se produce una experiencia emocional, la cual quedará grabada en su memoria disponible para ser unida a otras más. Estas buenas experiencias irán conformando el sedimento para que el aparato mental se ponga a funcionar, estableciendo una base de confianza en el amor de su medio ambiente y en su posibilidad de recibir y agradecer, a la vez que se irá atenuando el miedo a ser atacado desde afuera o desde adentro.
Tanto el trauma de nacimiento como las primeras frustraciones provocan en el bebé ansiedades de aniquilamiento. Esta ansiedad primaria tiene su fuente en el cuerpo, pero carece de significación mental hasta que se liga a un objeto “madre” que es la encargada de dársela.
El bebé necesita de ese objeto para que reciba y contenga esas tumultuosas emociones y las devuelva con sentido. Para esto, la madre le presta su capacidad de comprensión, de estar dispuesta a soportar la carga emocional, de ponerle palabras a la misma y realizar las acciones correspondientes para el alivio físico y mental de su hijo. A este trabajo Bion lo llamó “función reverie” o de ensoñación, la que le va a permitir ponerse en el lugar del niño en una comunicación que casi se convierte en una sola mente entre los dos.
Cuando ocurre una frustración por la no presencia del “pecho”, se hace posible el desarrollo de la capacidad de pensar. El autor considera la tolerancia a la frustración del bebé como algo innato y le da importancia para que pueda darse este proceso. Por lo tanto, la ausencia de la madre en tiempos y momentos adecuados es promotora de evolución mental. Lo que trae complicaciones es la presencia, a veces constante, de una madre que no contiene y devuelve sentido, sino más aún, que intoxica con una respuesta cargada de su propia conflictiva emocional.
También el bebé, con su equipaje constitucional, debe reunir ciertas condiciones para que la mamá pueda ejercer la función “reverie”. Éste, puede haber nacido con una base agresiva de tan intensidad que dificulte el vínculo. Melanie Klein hablaba acerca de la “voracidad” cuyo correlato en la fantasía sería “nada es suficiente” y de la “envidia primara” que se observa como “no soporto no tener lo que necesito, pero tampoco que el otro lo tenga y quiera dármelo, por eso lo destruyo”. Este estado de cosas obstruye la posibilidad de satisfacción emocional de la lactancia, ya que lo que predomina es la violencia.
De todos modos el bebé seguirá alimentándose por una cuestión de supervivencia produciéndose entonces, en estos casos, una disociación entre la satisfacción material y la psíquica. Esta disociación lleva a una confusión ya que en algunos niños sus aspectos necesitados y frágiles son puestos, vía mecanismo de proyección en el objeto externo (madre) y las emociones hostiles se confunden con el propio órgano o con sus funciones, produciéndose la Enfermedad psicosomática, siendo éste el camino de evacuación del intenso sadismo no atenuado ni metabolizado sobre el propio cuerpo. Por distintas variables otras modalidades de descarga se derivan a conductas de acción ( psicopatías), o al establecimiento de personalidades vacías del sentido del vivir, denominadas por diferentes autores como “seudo-madurez”, “falso self”, personalidades “como si”, para dar algunos ejemplos.
Otra forma que tiene esa frágil y rudimentaria mente del bebé cuando se presentan reiteradas fallas en estos primeros momentos del desarrollo mental es lo que haría desembocar en la Psicosis infantil. Establecida la disociación, se produce la proyección en forma de evacuación violenta sobre el objeto( madre) de los impulsos agresivos, quedando a la espera de la retaliación, que tendría, en la fantasía del bebé la misma forma, violenta y destructiva sobre él. A esto le llamamos ansiedades persecutorias y son las que predominan en esta patología. La mente del bebé también necesita proyectar sobre la madre sus impulsos libidinales, en estos primeros momentos cargados de idealización, al no producirse una adecuada reintroyección de ambos impulsos su mente queda vaciada de contenidos y confundida con la mente de la madre.
Haciendo un repaso y tomando como base las teorías Kleinianas y Bionianas acerca de las vicisitudes de las Defensas primitivas ante el incremento de emociones no metabolizadas, observamos en estos niños mecanismos como laescisión, la negación, la idealización y el uso desmedido de la Identificación Proyectiva. Esta última, entendida como la depositación de partes mentales de uno mismo en otro. En el bebé es la mamá el depositario por excelencia. Estas partes o aspectos se ponen afuera por carecer de metabolización psíquica o por ser de una intensidad insoportable. Este funcionamiento lo rodea de un halo de omnipotencia y de omnisciencia, con lo que puede controlar su angustia de “aniquilamiento.”
Estas primitivas defensas hacen que el niño viva en un estado de confusión ya que se borra la diferenciación afuera-adentro, mundo externo-mundo interno. Estamos hablando de patología por la intensidad y frecuencia en el uso de estas defensas ya que si todo fuera bien, se presentarían las mismas pero de un modo mucho más flexibles y momentáneas.
El exceso de sadismo, generalmente constitucional, cuyo correlato es la voracidad y la envidia primaria y la intolerancia a la frustración, mencionado anteriormente, atacan e impiden toda posibilidad de vínculo. Al permanecer en estado de persecución y no producirse el ida y vuelta de proyecciones e introyecciones, los procesos de simbolización se ven perturbados y por tanto el pensar como verdadero conocimiento no se desarrolla.
La relación con los objetos, como modelo “ pecho-pezón”y más adelante bebé-mamá integrada y reconocida, es prácticamente nula. Las relaciones las hacen estos niños con pedazos de mamá o de papá que tienen la cualidad de peligrosos, aún aterradores. Bion explica que los elementos no metabolizados que son evacuados sobre la madre sin “reverie”vuelven cargados de las angustias y agresiones de la misma, lo que al volver a producirse la siguiente evacuación ya es en forma de alucinaciones o delirios, se habría producido acá, a la vez, la ruptura del aparato perceptivo. Recordemos que estas “evacuaciones” o proyecciones violentas de aspectos insoportables sobre un depositario, son maneras de la mente de evitar el estallido vivido como muerte inminente.
Al no haber establecido en el mundo interno, por una falta de predominancia de experiencias satisfactorias, lo que llamamos el “objeto bueno” o sea la representación de una mamá acompañante y dadora, el mundo de estos bebés y luego niños está poblado de fantasmas y de. monstruos, por lo que están en permanente alerta y atacando primero. Por estos motivos presentan un retraimiento del mundo real, son inaccesibles, negativistas, a veces los vemos obedecer automáticamente y tienen una predilección por los objetos inanimados, (cables, herramientas, aparatos, en la actualidad se pueden quedar pegados a su PC,) etc. etc.
Dado que a pesar de que prevalezcan estos funcionamientos psicóticos, siempre se desarrollan , aún en el peor de los casos, ciertos aspectos neuróticos, o sea de conexión con la realidad, que ha de ser a los que apelamos en el análisis infantil. Estos niños al ser detectados a tiempo, y con un tratamiento analítico, tienen la chance de reeditar con el analista, el vínculo primario defectuoso y modificarlo internamente por otro sostenedor de sus intensas agresiones y dador de “interpretaciones”, palabras con sentido que lograrán disminuir el círculo vicioso paranoide.
CASO CLINICO
Se presentará una viñeta sobre un niño por quien sus padres consultaron cuando tenía 4 años, al que llamaré Mario. El motivo de consulta era “problemas de conducta en la casa y en la guardería”. Los síntomas eran muchos y de gravedad:
– Hiperkinesia.
– encopresis y enuresis primaria diurna y nocturna, (en relación a éstos los padres refieren que evacua en cualquier lado y en cualquier momento: por ejemplo mientras la madre lo baña defeca y exclama: mirá el juguetito!, hace pis sobre muebles o ropas, tirando también la ropa limpia al agua sucia).
– Rituales obsesivos,( como hacer que la maestra de la guardería saque al patio el grabador que está dentro de la salita porque entra en crisis de pánico.)
– Masturbación anal compulsiva. Se sentaba sobre su zapatilla y se frotaba. Algunas manifestaciones psicosomáticas como eczemas, hipolaringitis.
– No obedece +ordenes.
– Esporádicas alucinaciones visuales y auditivas.
Nació de parto normal, lloró los tres primeros meses durmiendo muy escasamente durante el primer año de vida. A los 6 meses gateaba y a los 8 comenzó a caminar y a los 10 meses lo hacía perfectamente. Sentía atracción por los aparatos de la casa, era muy hábil con los cables, pasaba largo tiempo haciendo conexiones.
El tratamiento duró desde sus cuatro hasta los once años, con la recomendación de volver ante alguna situación vital que pudiera rebasar la estructuración lograda. Se trataba de una pareja parental disfuncionada, que terminaron divorciándose cuando Mario tenía dos años y medio y su hermanito 8 meses. Se comenzó a trabajar con tres sesiones semanales con el niño. Además una sesión semanal, aparte con los padres. Estas se fueron espaciando a lo largo del proceso, hasta llegar a una cada seis meses los últimos tres años.
Los primeros seis meses del tratamiento, Mario no podía entrar solo al consultorio por lo tanto la madre compartió esas sesiones. Él estaba tan aterrorizado que no se desprendía de la falda de la madre sentado en una sillita a su lado. No me miraba ni intentaba abrir la caja de juego. Era mutuo el aferramiento por lo que mis interpretaciones iban dirigidas a los dos. Pasados los primeros tres meses comenzó a aflojarse, y siempre tomado de algo de la madre abrió la caja comenzando una tarea de investigación. Yo le mostraba cómo sentía tanto miedo a que si la mamá lo soltaba no lo quisiera más y lo abandonara, por lo que yo me convertía al pedirle que estuviera conmigo en el consultorio en alguien muy peligroso. Comenzó a mirarme y moverse un poco menos asustado. De todos modos creí necesario, cuando se hicieron los seis meses de pedirle al padre que lo llevara a sesión. Este entró dos o tres veces pero luego Mario accedió a dejarlo ir quedándose a solas conmigo.
Comenzó otra etapa muy difícil y tormentosa para él y para mí ya que al darse real cuenta que sus padres se alejaban hizo varias crisis, en distintas sesiones, de furia, terror y persecución. Se hacía “caca” y “pis” encima, me escupía, me tira las sillas por la cabeza, desplegando una fuerza extraordinaria para un niño de cuatro años, gritaba, no me quería escuchar, se tapaba los oídos con las manos hasta que agotado, se dormía.
Al amainar estas crisis pudo comprobar que a pesar de sus ataques y del miedo que tenía los dos seguíamos allí indemnes y yo continuaba explicándole qué era lo que le pasaba. Se fue tranquilizando y al escuchar que le decía que tenía terror a romperse en muchos pedacitos y morirse cuando le daban los ataques de furia, me miraba y entraba en estados regresivos, en los que se ponía en posición fetal en el diván, a veces se dormía, llenaba su boca de saliva, hacía como que succionaba. Mientras yo le seguía hablando él parecía descansar.
Pasaron varios meses, ya jugaba con los juguetes de la caja, hizo unos dibujos, (cuatro años, diez meses) en los que se advierte especialmente el vacío en los ojos de la madre, que representa su dificultad de contacto con ella. Luego éstos donde ya empezaba a graficar una fantasía de estar rodeado de “pinches”, en figuras con menos características humanas. Por otro lado comenzó a jugar, no con los juguetes que disponía sino con los muebles del consultorio. Eran juegos donde mostraba su omnipotencia, su omnisciencia y la reversión de la perspectiva: era yo la nena asustada, arrinconada; y él el fantástico cortador de césped; armó una máquina con mesas, sillas, caja de juego, almohadones, a veces usaba el colchón del diván y arrasaba con todo lo demás, incluso lo intentaba conmigo.
A los 5 años, lo ponen en un Jardín de escuela privada, pero pasa el año sentado en la falda de la maestra; ya ha cedido la encopresis y la enuresis y algunos rituales obsesivos, pudiendo quedarse en el colegio siempre que tuviera una maestra en quien apoyarse. En esta época, se tomó un Bender y nuevos dibujos en los que podemos observar la desestructuración mental, sus dificultades en el contacto con la realidad y en la formación de su esquema corporal.
En el consultorio, jugábamos a la guerra. El modelo que tenía era que dos personas se juntaban para agredirse, predominando la fantasía de intrusión en el otro con todo un arsenal de armas mortíferas. Más adelante las va a poder representar en los dibujos que veremos..
En la casa peleaba con su hermanito permanentemente, agregándose a esta conducta un placer masturbatorio. Era evidente que a su agresión constitucional, se le sumaba la disfuncionalidad ambiental, por lo que mantenía fantasías de atacar y ser atacado permanentemente.
A los 6 años, en su ingreso a la escolaridad primaria, estaba más conectado, necesitaba una atención especial de la maestra, pero se había vuelto seductor y brillante intelectualmente, mientras que los compañeros eran los depositarios de sus celos patológicos, por lo que la integración al grupo era imposible.
Cuando en el consultorio empezó a dibujar, sus figuras humanas eran confusas, con características bizarras. Se identificaba con un algo parecido a un robot al que yo no podía acercarme, porque rebotaban mis palabras en él. Esto muestra, a la vez, como sentía que por estar cargado de tanta agresión (representada en los pinches y las armas) no podía ser contenido por un objeto (madre y terapeuta en la transferencia) y su fantasía cargada de culpa, era que al haber nacido así había enfermado (pinchado, lastimado) a su madre en primera instancia y a todas las personas que se le acercaban.
Estos niños pueden confundir a los maestros en relación al aprendizaje, ya que éste tiene una característica muy parecida a la imitación. Ellos, tienen la fantasía de ser la maestra, la madre, la analista y contener dentro de sí todos sus conocimientos. Hipertrofian la memoria, dando la impresión de haber introyectado los conocimientos adecuadamente.
A medida que fueron desapareciendo los “pinches” (como vemos en los dibujos), comenzó otra etapa de reconocimiento, que debajo de esa capa maníaca de “todo poder”, había un bebé asustado y necesitado, y también había una Graciela- analista a quien él quería controlar, investigar, seducir, para no perder el lugar, volviendo nuevamente a dibujar y hablar de sus dibujos y de las proezas de los personajes, hasta llegar a ponerles nombres, no dibujando sólo máquinas sino también personas, ya no confundidas.
Este último dibujo, muestra lo que Meltzer ( psicoanalista inglés) describió en su “Proceso psicoanalítico” cómo la mente de Mario pudo establecer un “pecho inodoro”, esto significa un espacio dentro del interior de la mamá-analista que lo contiene, lo conduce y lo alimenta con palabras con sentido y él se deja conducir. Aparece la confianza de que las relaciones persona-persona puedan tener cualidades positivas, no de destructividad mutua como era al principio.
Desde aquí comenzó otra historia, donde la parte neurótica de la personalidad fue creciendo con la posibilidad de dominar las ansiedades terroríficas, cuando estas todavía aparecían. Este desarrollo hizo que su inclusión en el mundo externo fuera más adecuado, integrándose al grupo de compañeros primero y luego al ámbito familiar y social. Pudimos acordar el alta haciendo un seguimiento, con entrevistas con la madre hasta que terminó la secundaria, no produciéndose hasta el momento ningún retroceso.
– Resumiendo y para terminar, si el proceso de desarrollo se va dando dentro de vínculos lo suficientemente buenos, y acordes a las necesidades del niño, éste irá creciendo sabiéndose amado, con un lugar en el mundo, con un aparato mental que pueda generar pensamientos-sentimientos y acciones armoniosas. Así, la buena relación con su mundo interno y con el mundo externo, le permitirá vivir básicamente una vida satisfactoria.
Por el contrario, si las dificultades antes mencionadas, no pudieran ser corregidas o mejoradas, uno de los caminos era la salida hacia la psicosis. Esta patología la podemos encontrar en pacientes de muy corta edad, por lo que la detección precoz, vuelvo a repetir, que en principio puedan realizar los padres, el médico pediatra, las docentes, etc. y la derivación al tratamiento adecuado, harán posible, en la mayoría de los casos, que puedan revertir estos estados patológicos de
la mente y vivir una vida más adecuada al mundo reaL
Junio 2004.
BIBLIOGRAFÍA
Freud S. “”Los dos principios del suceder psíquico” (1911). Amorrortu.
Freud S. “Inhibición, Síntoma y Angustia” (1926). Amorrortu.
Klein M. “ Notas sobre algunos mecanismos esquizoides.”(1946). Paidos.Klein M. “Algunas conclusiones teóricas sobre la vida emocional del bebé.” (1952). Paidos.
Klein M. “Envidia y gratitud .“ (1976). Paidos.
Bion W. “Experiencia en grupos.”(1972). Paidos.
Bion W. “Volviendo a pensar”. (1972). Horme.
Bion W. Memorias del futuro”. (1991). Julián Yebenes.

Porc1620528

ADICCIONES: Desenlace de la Posmodernidad

Autoras: Lic. Graciela Cañete – Lic. Elena Toriano

Representantes de la Sociedad Psicoanalítica de Mendoza

ADICTO:

Ser humano sufriente
Hijo de la decepción
Producto de la equivocación y de la bobería humana
Desilusionado de las certezas
Arremetedor confundido de la vida y de la muerte
Exponente de la incontinencia y desamparo de los “adultos”

INTRODUCCION

1)- Para comenzar, nos referiremos brevemente a la adicción, como una enfermedad emergente de la cultura post-moderna.

2)- Haremos referencia a la teoría psicoanalítica de esta patología, tomando en cuenta las concepciones de psicoanalistas argentinos y de la escuela inglesa de Psicoanálisis.

3)- Seguidamente presentaremos una canción interpretada por un grupo argentino rockero, que nos pareció adecuada para transmitir nuestros pensamientos acerca de la adicción.

Porc1620528

PERSONALIDAD BORDERLINE

Dr. Fernando Grinberg- Sociedad Psicoanalítica de Mendoza.

La personalidad borderline o limítrofe tal vez sea el trastorno menos definido, el más oscuro, el  menos preciso de la psicopatología. Es más, hay autores que niegan su existencia, señalando que constituyen una suerte de “cajón de sastre” de aquellas patologías que no pueden ser encasilladas en ninguna clasificación. De allí que las definiciones de distintos autores varíen según la óptica con la que el cuadro ha sido estudiado, pero encontraremos en todas ellas algunos puntos de coincidencia.          Carlos Alberto Paz Carrillo, psiquiatra y psicoanalista español con amplia experiencia en el estudio y tratamiento de los casos borderline dice: “… paciente borderline, casos borderline, estructuras fronterizas o estado límite, son denominaciones y diagnósticos encontrados permanentemente por el psiquiatra o el psicoanalista, pero no hay un acuerdo o hay diversos criterios sobre la estructura patológica a la que aluden y menos a los supuestos teóricos que subyacen a estos cuadros”.            Así como la mayor parte de los términos de la psicopatología que usamos los psicoanalistas proviene de la psiquiatría clásica, en este caso, borderline, es de cuño psicoanalítico tomado posteriormente por la psiquiatría.

Definiciones de algunos autores

JOHN STEINER. Para este psiquiatra y psicoanalista de la Clínica Tavistok, de Londres, “los pacientes limítrofes o borderline son aquellos que entran dentro del área fronteriza situada entre la psicosis y la neurosis en tanto parecen conservar el contacto con la realidad y no son formalmente psicóticos pero parecen sufrir ansiedades de proporciones psicóticas y de emplear mecanismos mentales primitivos para manejarlas.”

LAPLANCHE Y PONTALÍS (1973). Dan esta definición de fronterizo: “Término empleado casi siempre para designar perturbaciones psicopatológicas que están situadas en la frontera entre neurosis y psicosis, sobre todo aquellas esquizofrenias latentes que presentan un conjunto de síntomas aparentemente neuróticos”.

MOORE Y FINE. “Un término descriptivo que designa un grupo de condiciones que manifiestan fenómenos tanto neuróticos como psicóticos sin entrar de manera inequívoca en ninguna de esas dos categorías diagnósticas”

ANDRÉ GREEN. “Ser un fronterizo da a entender que una frontera protege al self de pasar al otro lado o de ser cruzado, de ser invadido, con lo cual uno llega a ser una frontera móvil (no digo tener sino ser esa frontera). Esto, a su vez, supone una pérdida de distinción entre espacio y tiempo.”

OTTO KERNBERG.  Psiquiatra y psicoanalista austro-chileno-norteamericano. Es tal vez el principal referente actual en patología borderline. Dejaré para más adelante su definición  que es muy amplia y abarcativa. Al parecer hay un acuerdo general en cuanto a la intensidad de las reacciones contratransferenciales que generan en los psiquiatras y terapeutas que los tratan. Hacia 1956, “El hombre de los lobos”, fue considerado como un caso borderline. Lo mismo se pensó del caso Dora. Entre los más antiguos datos tendientes a aislar esta patología de otras con las que podía confundirse nos encontramos con la descripción del inglés Hughes, en 1884, que describe “el caso fronterizo de la locura comprende numerosas personas que pasan su vida entera cerca de esta línea tanto de un lado como del otro”. En una dirección parecida se expide otro autor inglés, Rosse, en 1890, quien señala que en los estados fronterizos se incluyen las obsesiones severas, compulsiones, fobias, histeria y neurastenia. La utilización formal del término arranca desde entonces aunque sin un acuerdo sobre las particularidades de las perturbaciones de esta entidad nosológica. Para mencionar algunos autores que se sucedieron en la descripción de este  cuadro cabe nombrar a algunos clásicos como Bleuler y Kretshmer y luego Minkowsky, Helen Deutch, Fenichel, Federn, Searles y otros. Fenichel, en “Teoría psicoanalítica de las neurosis” dice bajo el subtítulo “Casos marginales” (en el capítulo destinado a las esquizofrenias) “Hay personas neuróticas que sin hacer una psicosis completa tienen ciertos rasgos psicóticos, o una facilidad especial para el empleo de mecanismos esquizofrénicos cada vez que padecen una frustración”.           La primeras descripciones sistematizadas de los cuadros borderline corresponden a Stern y Robert Knight (1938), pero el interés por esta patología se incrementó a fines de la década de los ´60 con los estudios de Otto Kernberg, quien junto a James Masterson y sobre la base de una amplia experiencia en instituciones hospitalarias, propusieron que podían curarse con psicoterapia intensiva a largo plazo o internación. Hoy sabemos que estos pacientes deben ser tratados con psicoterapia dinámica (modificada por Kernberg y otros psicoanalistas) o con psicoanálisis clásico (Herbert Rosenfeld, H. Segal, Peter Giovacchini, etc.). Con frecuencia estos pacientes deben ser medicados.  Algunas veces requieren internación como en casos de gran agresividad con riesgo para terceros, intentos de suicidio, drogadicción concomitante, etc. Desde la fenomenología, con las investigaciones de Roy  Grinker y John Guiderson, pudieron precisarse características específicas de esta patología y se convirtieron en criterios diagnósticos.Actualmente se habla de influencias genéticas inespecíficas, concepto que no ayuda a la comprensión de la génesis del cuadro, en cambio se está poniendo mucho énfasis en las perturbaciones del psiquismo temprano.